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Sardinas asadas casa sin olores.

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Sardinas asadas casa sin olores.

Este pescado cerúleo es un regalo de los mares, un auténtico manjar que podemos sufrir a nuestra mesa.

 

Preparación de las sardinas asadas

  1. El éxito de la récipe comienza ya en la pescadería a la hora de comprarlas. Escogeremos sardinas aceptablemente frescas y brillantes, con su característico color plata.
  2. Los luceros no deben de estar hundidos ni con tonos amarillentos, y no deben de desprender un olor cachas, señal de que ya llevan varios días desde su venida al punto de saldo.
  3. Las sardinas tendrán un mejor sabor si las cocinamos enteras, sin eviscerar, igual que se hacen a la parrilla o al espeto. A la hora de comerlas, la parte de la tripa se retira sin dificultad, no os preocupéis por ello.
  4. Torrar sardinas es relativamente sencillo y en cuestión de 20 minutos las tendremos en su punto, sin más ingredientes que un poco de sal gorda.
  5. Comenzamos por precalentar el horno. Lo ponemos en ‘calor total’ a 220º C, para que vaya cogiendo una buena temperatura.
  6. Como os he puesto en los ingredientes, utilizaremos patatas de tamaño mediano, para que estén cocidas en 20 minutos y podamos degustarlas al mismo tiempo que sacamos las sardinas del horno.
  7. En una cazuela noble con agua y sal, llevamos a bullicio y añadimos las patatas enteras y con piel. Dependiendo del tipo de papa y del tipo de olla, estarán listas en más o menos tiempo.
  8. El tiempo estimado sería entre 15-20 minutos. Lo mejor es ir pinchándolas con un tenedor o pincho, para comprobar si están cocidas por completo. Cuando estén listas, las escurrimos y reservamos en una fuente.

Torrar las sardinas. Presentación final de las sardinas asadas

  1. Mientras se cuecen las patatas, vamos a acribillar las sardinas. Para evitar los olores os voy a aconsejar un par de trucos, que a mí me funcionan, pero siquiera son totalmente infalibles. Ayudan y mucho para someter el olor, pero no al 100 por cien, que quede claro.
  2. Directamente en la bandeja del horno, esparcimos una buena cantidad de sal extragorda (particular para pescados a la sal, no sal gorda) uniformemente en toda la superficie. Esta saco de sal será de gran ayuda para someter los olores del asado de las sardinas. Colocamos encima las sardinas y les añadimos el resto de sal por encima.
  3. Introducimos la bandeja en la parte central del horno, bajamos la temperatura a 200º C y horneamos 15 minutos en total.
  4. Terminado el tiempo de horneado, retiramos el pescado y le quitamos la capa de sal cuanto antiguamente, para que no siga haciéndose. Debemos retirar la costra de sal para evitar que las sardinas sigan cocinándose en su interior. Con la ayuda de un cuchillo la retiraremos fácilmente. Comprobaréis como la piel del pescado sale con mucha facilidad.
  5. Pasamos las sardinas a una fuente para servir en la mesa. A la hora de degustarla, comprobaréis que la piel sale muy fácilmente. Servimos aceptablemente calentitas anejo a los ‘cachelos’.

    Para recapacitar los momentos de las buenas sardinadas al salero dispensado, igualmente las he comido con una rebanada de un buen pan de Galicia.

Buen brovecho.

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